Ilustración del cronista Guamán Poma en  El Primer Nueva Coronica y Buen Gobierno (c. 1615)

Artículo de investigación histórico científica

El registro, la anotación, era un problema para la contabilidad incaica ya que no existía la escritura, tal como la conocemos, así que unos hombres excepcionales llama-dos quipucamayoc, obviaron ese obstáculo usando herramientas sofisticadas como el “quipu” que está dotado de una enorme memoria, iba registrando con maíz o con lana las cargas que salían o entraban en los almacenes, las sandalias, y hasta los nacimientos, las cosechas y la población en general. Los colores y el orden eran fundamentales. Los quipucamayoc llevaban la contabilidad con gran destreza, jamás se equivocaban porque un error les costaba la vida. La técnica era difícil, y cada uno estaba especializado en un ámbito diferente: militar, económico, demográfico. Pasaban sus anotaciones al jefe superior y éste, a su vez, a otro. Así llegaban hasta Cusco donde se llevaban las cuentas totales del Imperio, asegurando de esta forma la perfección del sistema contable.

El Quipucamayoc, era educado en escuelas especiales llamadas Yachayhuasi (casas del saber), desde muy niño, pero sólo podía ser quipucamayoc (khipu kamayuq en quechua: «responsable del quipu», plural: khipu kamayuqkuna) siendo anciano, por lo que tenía la categoría de sabio, era el especialista en elaborar, leer y archivar los quipus, dotado de una memoria prodigiosa, era un Amauta. La contadora mujer era llamada qullqa kamayuqkuna.

William Burns Glynn (cuyas obras dispersas compiló y publicó en 1990 CONCYTEC) plantea que los quipus eran libros contables, que las cuentas se llevaban en los qui-pus. Leland L. Locke «A peruvian Quipu» en Contributions from the Museum of American Indians (1927); y «Supplementary notes of the Quipus in the American Museum of Natural History» (1928), comprendió la numeración incaica, en la que las sumas consisten en revelar los sumandos en los nudos de las cuerdas colgantes y los totales con los de las cuerdas «hacia arriba» o corchetes.

Carlos Radicati di Primeglio (“El Sistema Contable de los Incas”) nos dice que en la sierra peruana, los pastores que emplean los quipus suelen señalar las cantidades substraídas, con nudos situados en hilos que amarran a las cuerdas principales. Por ejemplo, si en una de éstas se señala la cantidad de ovejas que el pastor ha recibido en custodia, en los hilos secundarios se indica el número de las que han muerto, se han perdido o han sido devueltas al dueño del rebaño. Un aspecto fácilmente comprobable en los quipus contables, es la propensión a comparar el débito y el crédito mediante la presentación simultánea, en diferentes series de cuerdas, de aumentos y disminuciones de las cantidades registradas. Nos dice el Inca Garcilaso, que se daba cuenta «por cargo y descargo» quitando de los nudos.

Hernando Pizarro al hablar de la contabilidad de los depósitos y de lo que había sido entregado, nos habla también de “cargos” y “descargos”. El sistema contable incaico es similar al de la Partida Doble, porque la cantidad que estaba asentada en el “Haber” de una cuenta se anotaba también en el “Debe” de otra o viceversa. El primer autor que lanzó la idea de que la contabilidad con quipus podía ser de doble partida fue Charles W. Mead en su obra “Viejas civilizaciones del territorio Inca” (1924: 102). Lyle E. Jacobsen escribió «El antiguo Imperio de Perú y el concepto de la contabilidad por Partida Doble». Marcia y Robert Ascher (1969, 1972) investigadores científicos de la Universidad de Michigan consideran –al igual que Radicati- la partida doble como un «paralelismo» como «elemento de relación». En los quipus contables, el paralelismo sirvió para registrar cantidades idénticas en cuentas diferentes. Los Contadores Incas crearon la partida doble con el nombre de “paralelismo”, siglos antes que Lucas Pacciolo. La Teneduría de Libros (diremos mejor de quipus) por Partida Doble es una excelencia original de nuestros antepasados, lo que –también culturalmente- es irredento, por desconocimiento de nuestra cultura.

Para el conteo, los quipucamayoc se apoyaban en el uso de la yupana el asombro-so ábaco o calculadora inca (suma, resta, multiplica y divide), que hoy en día se ha adaptado como instrumento pedagógico, para enseñanza de las matemáticas en proyectos interculturales, en Perú, Bolivia, Ecuador y República Dominicana. La yupana es el soporte del quipu y es otra herramienta importante utilizada por el Contador del Tahuantisuyo.

El dibujo de Guaman Poma –no cabe duda- y hasta lo dice con nombre propio “Contador y Tesorero” se refiere a los contadores del imperio incaico (contador mayor y contador menor). Debiera ser nuestro distintivo (logotipo), pero lo ha hecho suyo el Colegio de Economistas, a iniciativa de su primer Decano el Econ. Luis Felipe de las Casas Grieve (un profesional erudito) que escogió como símbolo: el Quipucamayoc sosteniendo un quipu y una yupana (el dibujo de Guamán Poma).

Pero es ineluctable que el quipucamayoc es el antecedente histórico del moderno Contador Público.